Estoy parado en la puerta de mi casa de Floresta
Ya pasaron más de 20 años, pero las paredes siguen igual
Los mismos olores a humedad y las grietas sin pintura
Traspaso la puerta cancel y huele al pesto de mi abuela
La cocina amarilla y mi familia alrededor de la mesa
Me miran y me invitan a sentarme
Mi abuelo en la punta con su botella de Resero
Mi vieja y mi tía en los costados aullando
La abuela parada con su delantal gastado
Sus manos están intactas, igual que ayer
Los vasos marrones pasan de mano en mano
Y la soda que siempre salpica al más débil
Hay silencio y todos comen, y no me miran
Mi abuelo me convida la última gotita de vino
Es dulce, siempre se vuelve
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