En Floresta, mi refugio era la vereda
El límite era el cordón gris
Un río me separaba de la calle Mercedes
Por donde pasaban los colectivos verdes
Sobre las baldosas amarillas
Le pateé penales a Fiyol
Y le tiré centros a Gareca,
Mientras relataba Víctor Hugo
Pero mi mundo privado
A veces se inundaba
Y me dejaba sentado en el umbral
Hasta que llegaba Pepa con su escoba mágica
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