lunes, 18 de agosto de 2008

Ruinas

Y un día volví a mi casa de Floresta
Todo me quedaba chico
Apenas entraba en la cocina amarilla de mi abuela
El mármol seguía roto en el mismo lugar
Ahí adónde iba el rallador
Las alacenas vacías, el horno manchado
Y el hueco para la enorme heladera amarilla

Mi cuarto era una miniatura
La alfombra gastada y manchada en el mismo lugar
El espacio para el tocadisco
Y el hueco vacío dónde escondía mis secretos
Di una vuelta al comedor, prohibido para los nenes
La pieza de mis abuelos, sin la tele
Pero con el ropero que todo lo guarda
Cerré la puerta y me fui.

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